viernes, 19 de junio de 2015

Selva de asbesto

El edificio blanco
se derrite
como Cremino
al desnudo.
Blanco del Sol
aún no llueve en Santiago
y el sudor,
el aire contaminado
inunda los cuerpos
con la lluvia
que no baja.

La tos
sube
el pan
la leva.
La dura
que los mendigos
no resisten
el frío de las plazas.

Las palomas
barrerán
los últimos rasgos
de amor
en forma de migas.

De los sombreros
ya no salen
más que huesos
de conejo
y flores de ceniza.

El departamento
de purezas
Sol-o Era de artificio.

Mientras tanto,
hay una fila enorme
de sujetos deformados
hacia                           de los muertos,
autómatas de la sonrisa fugaz
compradores compulsivos
de la idea de felicidad
clavada por los Chicago Boys.

Entre medio de toda esta desolación,
nos encontramos
en el meollo del desfiladero
con napoleones
o oxicortes
dando batalla.
Tal vez,
la única resistencia
a tan amarga
construcción de las ciudades.