Tonada fría

La necesidad de salir
de salir
de salir a flote
cuando se hundía
y se hundía
un barco de deseos genuinos
con el peso de los errores

Y masticando los pocos tablones
que quedaban en el piso
no reía, no reía
y era todo un mal sueño
donde moría en vida.

Todo era un mal sueño
una bala rellena
de flores rotas
repartidas en versos cojos
una sentencia sin resistencia
sin defensa, sin defensa.

Dime hacia dónde queda
la ruta que rompe el silencio
porque solo veo perros
disputándose un territorio
que ni siquiera les pertenece.

Busco tras la lluvia
la respuesta que dé calma
al vacío de los exilios,
que haga añico los prejuicios
que falsean mi fe
en luchar por un mundo distinto.

Escritos en el metro

I

Avanzas y dudas
tiemblas por las tinieblas
que se cuelan por tus poros
y el pasado te viene a enrostrar
el sabor alcalino de las miserias.

Déjame besar la última estela
de desnudez, ahí donde
se contrae el vientre
por risa y llanto
tras lo inverosímil
de ocultarnos en el silencio.

II

Tu aliento se diluye
como ácido sulfúrico
evocas el rito de la sangre
apagando colillas de cigarro
en la piel. Te tomas
un buen sorbo
de historias inconclusas.

El temor a las arañas
solo es un espejo
donde un bicho raro
construye redes,
tediosos mecanismos
de ataque
por miedo a la muerte.

Nos encontramos
riendo como niños
en el borde
de una azotea
mirando hacia el frente
saboreando sin saber
el vértigo
o sin querer verlo.
No me invites más
a soñar estos juegos.

Porque tu dulce sabor
a frutos frescos
aún se convierte
en escupos de lava,
                       lavaré mis heridas
                      antes de cruzar este río
                      de vidrios rotos.