domingo, 29 de junio de 2014

Arenga

La revancha sin rencor
huele al tiempo lejos
del sur
y un poco de nostalgia
pero por sobretodo
tiene el color del viento
que devuelve el alma al cuerpo.

Por eso no la motiva una cara
sino el deseo
de cruzar las estaciones
como un torbellino
que le invierte los papeles
al llanto después de la risa
-fatídico dicho escampado-

Redescubrir la piel
dejando la materia vieja
en su maletín lleno de archivos.
Afuera hay un vendaval
miles de causas y porqués
que te esperan, que me esperan.

De cero no volveremos a partir
y nutrirse de algunas derrotas
ya no viene a mal
si en nuestras narices no pesa tanto
la posibilidad de mirar el horizonte.